“Europa, como origen cultural y geográfico de una forma de entender el mundo que nos ha llevado hasta el borde del precipicio, tiene que volver a sus orígenes y recordar que hubo un tiempo en que también acogió culturas que respetaban, defendían y amaban la vida”, fue una de las frases de la pintora y muralista Mapuche, Paz Treuquil, en una entrevista realizada durante este 2017 en el portal de divulgación cultural “Europa Indígena”.
En este sitio, Paz destaca que sus obras expresan el lado sagrado y lo espiritual de la naturaleza: “Nuestra cultura está ligada a la naturaleza, a la Ñuke mapu (Madre Tierra) sin la cual dejaríamos de existir. Para nosotros los ríos son las venas por la que fluye la sangre de esta Gran madre de la que todos venimos y a la que todos regresamos en un ciclo de vida sin fin. Esta agua-sangre alimenta las raíces de las plantas y árboles de los bosques, que es la piel por la que nuestra Ñuke Mapu respira. Por eso, cuando llegaron los europeos, como a tantas y tantas otras tierras, con una cosmovisión antropocéntrica que según ellos les legitimaba para devastar a la naturaleza y asesinar a nuestros ancestros, estalló el conflicto. Este conflicto aún perdura desde entonces, pues somos una cultura que aún mantiene su lengua y su espiritualidad ancestral, que seguimos necesitando de la naturaleza para que nuestras machis (chamanas mapuches) continúen realizando sus remedios naturales y se puedan comunicar con las fuerzas de la Tierra y del Cielo. Lo que ha sufrido y sufre la cultura mapuche, es la misma historia de infinidad de pueblos indígenas de todos los continentes. Muchos desaparecieron, pero también otros muchos hemos resistido y, sin duda, resistiremos. Así que mis cuadros, son un pequeño granito de arena que intenta mantener viva nuestra cosmovisión ancestral para que el legado de nuestros antepasados no se pierda y pueda ser trasmitido a nuestras próximas generaciones”.
A continuación, ver galería de obras de Paz Treuquil desde su sitio en internet, desde donde además se puede acceder a su contacto.
GALERÍA DE OBRAS DE PAZ TREUQUIL
Neyen Manke
Paz Treuquil (2013), 47×34 cm.
“Existen leyendas en diferentes pueblos indígenas que dicen que antes de que hubiera un lenguaje hablado, había un lenguaje de armónicos. […] En el entorno de creencias naturalistas y chamánicas, este tipo de canto armónico sirve para comunicarse con los espíritus de la naturaleza, imitando los sonidos de animales, el viento, los pájaros, etc. […] Los armónicos vocales producen cambios en la respiración, en el latido del corazón, en las ondas del cerebro y en la consciencia. Diferentes áreas del cerebro se ponen a vibrar a través de estos sonidos y se activan para facilitar la entrada en un estado alterado de consciencia.”
La rueca de la vida
Paz Treuquil (2017), 80×120 cm.
“Cuando miras al hilo y al huso como un reflejo de tu interior, te revelan información crucial para tu proceso de desarrollo y transformación. Lo que eres y lo que sientes se transporta a través de tus manos al hilo para que este espejo te ayude a verte.
Mientras gira el huso, deja que tus pensamientos se enrollen con el hilo dejando una huella a su paso; una marca o un cambio de grosor. Cuando la mente se vacía al ritmo del hilado, el hilo se va igualando y mientras concentras tu atención en el giro del huso permite que una imagen se te aparezca.[…]
El huso y la rueca han sido considerados objetos mágicos en las culturas paganas, con una conexión entre el arte de hilar y el mundo sobrenatural. El acto de hilar se considera un acto mágico porque, debido a su naturaleza rítmica y circular, induce estados alterados de conciencia o estados meditativos, al igual que ocurre con una danza repetitiva o el ritmo continuado de un tambor.”
Kilapán
Paz Treuquil (2017), 60×80 cm.
Amama sare
“Mari, suele llevar cautiva a una jovencita y la retiene por un tiempo en su cueva, enseñándole a hilar y desvelándole ciertos secretos. Nos hallamos frente al arquetípico esquema de la iniciación femenina, con la reclusión de la novicia en un lugar donde no ha de ver el sol y en conexión, por tanto, con el simbolismo de la luna como artesana del tiempo y tejedora de la existencia, concebida ésta a modo de laberinto, como un intrincado cruce de caminos (posibilidades de ser) sobre el que se cierne el destino. No en vano la tela de araña, imagen perfecta de este concepto, se llama en euskera amama sare, es decir, red de la abuela (o lo que es lo mismo, red de los ancestros femeninos).”
Killen
“La luna era indudablemente la imagen central de lo sagrado para nuestros ancestros; su ritmo dual, constante y cambiante, les proveyó de un punto de orientación desde el que medir diferencias, concebir patrones y establecer asociaciones. Su perpetuo regresar a los propios orígenes los impulsó a recomponer lo que en apariencia se había hecho pedazos. Ella era la medida de los ciclos temporales y de las conexiones e influencias celestes y terrestres. Gobernaba la fecundidad de la mujer, las aguas del mar y todas las fases de crecimiento y decrecimiento. Las estaciones se sucedían en secuencias, al igual que las fases de la luna. Constituía una imagen perdurable tanto de la regeneración en el tiempo como en la totalidad atemporal: lo que se perdía aparentemente con la luna menguante, se restablecía con la creciente.”
Mely Forrol
“Los espíritus de los niños, antes de encarnarse y nacer a la luz en la tierra, viven en forma de pájaros sobre las ramas del árbol cósmico, dicen los cuentos altaicos. O en el interior de ciertos árboles, de dónde se separan a veces para entrar a través del ombligo en el vientre de su madre, cuentan los warramunga, del norte de Australia. […] Buda, Apolo, Artemis, son algunos de los muchos ejemplos que forman parte de una arcaica costumbre de dar a luz al pie del árbol. Según M. Eliade por el mero hecho de haber nacido junto a una fuente de vida y salud, el niño se ha asegurado el mejor destino. No tendrá enfermedades y estará fuera del alcance de los malos espíritus.”
Ngenko
“Para el mapuche el agua no sólo es dadora de vida, sino es vida en sí, tiene esencia o espíritu (NgenKo), por tanto es un Newen o energía, forma parte fundamental de nuestra cosmovisión. Siendo así, no puede existir sola, tiene que ser en simbiosis con otros elementos y/o newen, constituyendo el Itrofillmongen o biodiversidad. Para el mundo mapuche el agua es el mollfün o savia de la Ñuke Mapu, por el agua existimos todos los seres vivientes que formamos parte de ella. Para nuestros abuelos sabios, nuestras machi, el agua era sagrada y para atravesar un arroyo había que hacer un efku, un ruego para pedir permiso al NgenKo, espíritu protector del agua para poder pasar.”
Puliwen
“La maternidad es un estado natural de la mujer, el ser madre es inherente a su naturaleza. En el pensamiento indígena, el hecho de generar la vida era la misión suprema de la mujer y una bendición de los dioses. La fertilidad, el origen de la vida, es un misterio que se convierte en mito en todas las culturas. Ya sea tierra o mujer, de ellas fluye el río de la vida, son el receptáculo en donde crece la semilla que dará vida y en donde se originan los seres humanos.”
Chollin
“El principio femenino de la naturaleza podría definirse como toda energía receptora capaz de acoger en su seno la germinación de cualquier forma de vida. Representa la vida manifiesta, el aspecto material y tangible de la Madre Naturaleza. De ella venimos y a ella regresamos en un ciclo incesante de vida, muerte y renacimiento. Así, para nuestros antepasados, la tierra oscura, húmeda y fértil era el receptáculo sagrado que acogía la regeneración de la vida vegetal cada primavera. De ella brotaban las nuevas semillas tras despertar del sueño invernal y de ella se alimentaban los árboles para engordar su tronco y vivificar sus frutos.”
Kalfupan
“El ser humano civilizado, es decir, el habitante de las ciudades, ha perdido uno de los vínculos más enriquecedores con lo que no es él, ni es su obra: el vínculo con el animal. […] Entre todos los entes de la naturaleza los animales son los más semejantes al ser humano, tanto en sus formas como en sus comportamientos biológicos; además son seres expresivos que abren la posibilidad de una comunicación estrecha con ellos […] son demiurgos entre los humanos y lo Otro, aquello que es lo más lejano y extraño: los misterios de los cielos, del inframundo, de la vida y de la muerte”.
Yeguel
“En las sociedades prehistóricas, la alimentación de los individuos infantiles mediante la lactancia era un recurso fundamental y esto pudo vincular a las mujeres a las actividades de mantenimiento y al espacio domestico pero sin que eso significara necesariamente desigualdad o subordinación. El menosprecio hacia estos trabajos es una construcción posterior de la sociedad patriarcal en la que vivimos. […] Los estudios etnográficos sobre sociedades actuales demuestran que lo extraño es encontrar una actividad que sólo acometan hombres o mujeres. El reparto de trabajo es una construcción social y, por tanto, cada sociedad la gestiona como mejor entiende.”
El totem del universo
“El totemismo es la religión, no de tales animales, o de tales hombres, o de tales imágenes, sino de una suerte de fuerza que se encuentra en cada uno de estos seres. […] Ninguno la posee toda entera y todos participan de ella. Los individuos mueren; las generaciones pasan y son remplazas por otras; pero esta fuerza permanece siempre actual, viva y semejante a sí misma”
El panal de la vida
“Existen similitudes entre la forma en que las madres-abejas y las madres-humanas alimentan a sus crías, unas a través de la miel y otras a través de la leche. Por otro lado y en un sentido más profundo, es conocido que las abejas son las responsables de la mayor parte de la polinización de las plantas, sin abejas la regeneración de la vida, la función maternal de la naturaleza corre un serio peligro. La actual desaparición de las abejas, como se viene repitiendo en distintos foros, es la señal que antecede a los duros tiempos que se avecinan, pues a la Ñuke Mapu ya no le queda otra opción que autoproducirse grandes cambios para poder sanarse. Pero también es la señal de que tenemos que ayudar a la naturaleza para facilitarle esos cambios, que en este caso concreto sería el de ayudar a las abejas a reproducirse”
Semilla del sol
Flor de leche
“En el cuidado de los frutos de su cuerpo aprende la mujer, antes que el hombre, a desplegar su amor y cuidados más allá de los límites de su propia persona y a dirigir todo el talento creador que colme su espíritu al sustento y embellecimiento de otros seres. Estos cuidados son la base del desarrollo de la cultura, de ellos procede toda buena obra en la vida, toda entrega, todo cuidado y todo duelo final. Esta idea es expresada por los cretenses cuando vuelcan el máximo amor a su tierra natal en la palabra matria, y a esta idea se hace referencia cuando se ensalza la comunalidad del regazo materno como el lazo más profundo, como la única verdadera y originaria unión fraterna”
La Gran Madre y el Señor de los Animales
“Hay dos tipos fundamentales de visión en la cultura paleolítica. Una de ellas se expresa en piedra, hueso y marfil de mamut (los elementos perdurables en los que las esculturas de la diosa fueron talladas). La otra se expresa mediante la pintura en las paredes interiores de las cuevas, dónde reviven los animales, dónde se dramatiza el ritual de la caza y se reflexiona sobre el mismo, y dónde los chamanes humanos y animales ofrecen los ritos de iniciación. ¿Podemos deducir de esto que originariamente no había uno, sino dos mitos básicos: el de la Diosa y el del Cazador? Las figuras gestantes de las esculturas hacen pensar que el mito de la Diosa Madre tenía que ver con la fertilidad y la naturaleza sagrada de la vida en todos sus aspectos, y por tanto con la transformación y renacimiento. Por contraste, el mito del cazador estaba relacionado sobre todo con el drama de la supervivencia; la acción de matar como un acto ritual llevado a cabo para vivir.”
Madres salvajes
Ahari
“Bajo el nombre genérico de Señor de los animales y de los bosques, se agrupan a seres mitad hombre, mitad animal y cuya virilidad sagrada se encargaba de vivificar y multiplicar la naturaleza de la que dependían las comunidades humanas prehistóricas. Podía tener rasgos de carnero como el Fauno romano o el Pan griego, de venado como el Cernunnos de los celtas, de toro como Osiris en Egipto y Tammuz en Mesopotamia, o de búfalo como Pashupati en el Indo. Y aún nos podemos remontar aún más atrás, hasta algunas pinturas paleolíticas del arte franco-cantábrico en la que aparecen representados seres antropomorfoss con cuernos de venado o bisonte”
Mairu
“En las sociedades primitivas el arquetipo era un instrumento de aprendizaje, pues a través de la identificación con esa imagen el oyente (de leyendas y mitos) experimentaba una comprensión interna, consciente o inconsciente, y a través de la cual podía despertar y expresar las energías arquetípicas. Uno de los más frecuentes en muchas culturas era el de la fuerza femenina universal (la Gran Diosa), representado por tres figuras de mujeres y diosas que simbolizaban el ciclo vital femenino: la Doncella, la Madre y la Bruja.Estas tres caras de la Diosa representan los ciclos de la naturaleza (crecimiento, plenitud y marchitamiento) y fusionan los procesos conscientes y subconsciente de la mente humana, nuestra vertiente material, emocional y espiritual. La Luna se ha convertido en el arquetipo de la creación, la feminidad y la mentalidad femenina. Todas las religiones importantes contienen, con una forma u otra, indicios de esta trinidad.”
Tukukan
“Durante el neolítico se desarrollaron rituales que identificaban a un joven dios con el cereal o las cosechas que cada año morían y cada año volvían a nacer. Él personifica la vida de la vegetación, la vida del cereal o del árbol frutal. Su matrimonio con la Diosa Madre une la tierra con el cielo y regenera la vida de la tierra. En Mesopotamia, como Tammuz, él muere y la diosa Ishtar va en su busca, descendiendo al inframundo para despertarlo de su sueño. En Egipto, la diosa Isis reune los fragmentos del cuerpo de Osiris y lo devuelve a la vida. Con el retorno del Dios, el cereal brota, el árbol florece y la fertilidad es devuelta a la tierra.”
Rewe
“El Rewe o Rehue (Lugar Puro) es en la cosmogonía mapuche, el árbol cósmico o eje del mundo y simboliza la conexión entre el Cielo y la Tierra, sus escalones recrean las plataformas del Universo. Es el lugar sagrado donde se posan los espíritus invocados. […] Este tronco escalonado que es el rehue está clavado en la tierra frente a la casa de la MACHI, su forma levemente inclinada sirve para facilitar su ascensión o escalamiento.”
Killantun
“Nuestras costumbres nativas proponían, durante nuestras ceremonias de siembra y nutrición de las cosechas, que las mujeres en su tiempo lunar se movieran entre las plantas y derramaran su sangre. Nuestras mujeres siempre dieron su sangre honrosamente. Se sentaban sobre el suelo y la donaban directamente o la derramaban sobre musgos que luego depositaban sobre la tierra, para nutrirla y renovarla. Se acompañaban con esta canción: Entrego esta sangre de vida a todas mis relaciones y abro mi matriz a la luz. Entrego esta sangre de vida a todas mis relaciones y abro mi matriz a la luz. Entrego, entrego, entrego, entrego; abro mi matriz a la luz.”
Espíritus del bosque
“Antes de que nacieran las religiones y las civilizaciones humanas, los primeros templos se encontraban ya al pie de los árboles, en lo más profundo del bosque o en los claros de las inmensas selvas que poblaban Europa. […] Se calcula que no queda ni siquiera un 1 por ciento de los bosques que cubrían, hace apenas un par de milenios, cuatro quintas partes de Europa. […] Podríamos decir que los europeos fuimos vecinos de un mismo bosque y que toda Europa era el país de los árboles y nosotros, habitantes e indígenas de aquella selva que proveía lo necesario para nuestra subsistencia e inspiraba nuestras más profundas creencias y formas de entender la vida”
Kalfu
“En el conocimiento mapuche ya se narraba su propia version de como fueron los comienzos del Universo (lo que miles de años despues narra el mundo moderno, con toda su tecnologia, como big bang) : todo parte con una gran explosión o chrufquen Ruca, que en español significa : “el estallido de la casa de arriba”. Originalmente, el Universo tenía el aspecto de las cenizas dejadas por las brasas del carbón ardiente y de ahí aparecieron las primeras galaxias, la Vía Láctea (Huenuleufu: “el río de arriba”).
Pangi
“La mujer salvaje representa la esencia femenina instintiva, ya que dentro de toda mujer, alienta una vida secreta, una fuerza poderosa llena de sabiduría eterna. […] Todas sentimos el anhelo de lo salvaje. Y este anhelo tiene muy pocos antídotos culturalmente aceptados. Nos han enseñado a avergonzarnos de este deseo. Nos hemos dejado el cabello largo y con él ocultamos nuestros sentimientos. Pero la sombra de la Mujer Salvaje acecha todavía a nuestra espalda de día y de noche. Dondequiera que estemos, la sombra que trota detrás de nosotras tiene sin duda cuatro patas.” Clarissa Pinkola
Placenta sagrada
“Los Navajo entierran la placenta de sus hijos dentro de lo que denominan las cuatro esquinas sagradas para vincular a su nuevo hijo con su tierra y sus ancestros. Los Maoríes de Nueva Zelanda entierran la placenta en tierra nativa por la misma razón. De hecho tierra y placenta comparten la misma palabra: whenua. Los Ibo de Nigeria y Ghana consideran la placenta como la gemela del bebé. Los Aymara y Quechua de Bolivia dicen que la placenta tiene su propio espíritu. La gente de Malasia considera la placenta como hermana mayor de sus hijos/as. En Islandia se piensa que el espíritu guardián del bebé reside en la placenta, de hecho la llaman fylgia que significa ángel de la guarda.”