¿Qué es un símbolo? Decir una cosa y significar otra. ¿Por qué no decirlo directamente? Por la simple razón de que ciertos fenómenos tienden a disolverse si nos acercamos a ellos sin ceremonia. (Frase de Edgard Wind).
Las creencias y cosmovisión mapuche responden tanto a la geología y climatología del territorio donde habita el pueblo mapuche (volcanismo, terremotos, tsunamis, clima lluvioso), como también a hechos históricos. Los más conocidos (por existir registro escrito) son la expansión incaica, la conquista y posterior colonia española, y las anexiones militares de los gobiernos de Chile y Argentina en el siglo XIX. Otros hechos históricos que pudieron haber influenciado en la idiosincrasia y/o cosmovisión mapuche, quedan aún diluidos en el tiempo, desde el poblamiento humano en América y, en realidad, son temas aún en investigación desde las ciencias.
Así, por ejemplo, la comprensión espacial dista de nuestra concepción actual, al considerar el Este como la dirección cardinal más importante, y no el Norte. Esto se debe a la importancia que se le daba al sol en prácticamente todas las culturas de la Tierra, como dador de vida. Desde nuestro país, es desde el Este desde donde nace el sol, y por donde nacen también las vertientes, donde salen los buenos vientos, donde están los bosques. El Sur tenía una importancia tan igual como el Este. Sin embargo, el Norte y el Oeste eran considerados nefastos puntos cardinales, debido a que las invasiones inca, española y chilena venían desde el Norte (situándonos con referencia en la Araucanía), y el Oeste es por donde el sol moría todos los días, donde vienen las tormentas, y de donde provienen los tsunamis.
Teniendo esto en mente, el mito asociado a los tsunamis, lahares y desbordes de los grandes lagos del sur, a ambos lados de la frontera entre Chile y Argentina, es el “diluvio mapuche”, el mito de Tentén y Caicai. Este mito pervive en las creencias actuales mapuche y en lo que se comentará en este texto, en la toponimia del presente, mantenida por los españoles en el pasado, y por los chilenos actualmente. Este mito está presente en todo el territorio mapuche (Wallmapu) a lo largo y ancho del mismo, tanto en localidades litorales, como en la Cordillera Principal, y los grandes lagos del sur de Chile y Argentina. Un ejemplo son los mitos asociados a los lahares provocados por la actividad volcánica del Villarrica (que ha tenido más de 60 erupciones en tiempos históricos), en tiempos prehispánicos como actualmente en los lagos Calafquén (Huitag) y Villarrica (o Mallolafquén). Si nos situamos en Argentina, el mito del diluvio está en el cerro Cassuati, Provincia de Buenos Aires.
Según relatos de los antiguos mapuche, los Tentén corresponden a los cerros mitológicos donde se refugiaron y se salvaron durante un gran diluvio un reducido número de personas, las que fueron advertidas por la culebra amiga Trentrén (o Tentén) de otra culebra enemiga del género humano, llamada Caicai (o Caicaivilú), dueña de todas las aguas (océano, ríos y lagos) y de los “hielos bajo la tierra”. Trentrén preparaba el exterminio mediante un tripalafquén o tripakón, traducido como diluvio por misioneros cristianos alemanes, en el esfuerzo emprendido por el catolicismo en la Evangelización, para incorporar como sus fieles a la diversidad de pueblos indígenas de la actual Latinoamérica, en la época de la Conquista y posterior Colonia Española.
La culebra Trentrén elevaba los cerros a medida que las aguas subían y así se conservó la humanidad, que en algunas versiones menciona que elevaba las montañas mediante sus “rojas alas”, una alusión al vivo magmatismo presente en La Araucanía. Las personas que fueron alcanzadas por las olas quedaron convertidas en peces, cetáceos y rocas, las cuales dieron origen a los linajes costeros o lafquenches. Respecto a los cerros Caicai, estos corresponderían al opuesto del comportamiento físico de los cerros Tentén, ya que estos se hunden tras los cantos de la culebra Caicai. Respecto a los nombres de estas culebras míticas, responden a la onomatopeya de los sonidos que fueron percibidos por los oídos de los mapuche.